miércoles, 13 de marzo de 2013

Central Lechera Catalana




En la entrada anterior explicaba mi recelo hacia la euforia que sentía el madridismo en general  por el paso a cuartos de Champions. ¡Habíamos pasado a cuartos! Nada más, y nada menos.
Ayer el Barcelona pasó de ronda. ¡A cuartos! Nada más, y nada menos. A pesar de estar ante “el equipo más grande que ha dado la historia del fútbol”, nos quisieron convencer de que para el Barça sería un partido difícil. Allí no hay Central Lechera. No. Allí ese trabajo lo realizan desde el niño que empieza a hablar hasta el inmigrante recién llegado. La red transmisora es amplia y entregada  a la causa. Los periodistas catalanes dan a conocer el pensamiento general culé. Lo transcriben. Hicieron que pensáramos que pasar a cuartos sería quimérico. Creo que preparaban, y siguen preparando,  al país para decir adiós a un ciclo de la forma menos dolorosa posible. Sutilmente.  Un "tenemos que hablar..."
Es absolutamente obvio que el Barcelona está pasando el peor momento desde que Guardiola se hizo cargo del equipo. Aunque  lo quieran  mantener en secreto. A pesar de la superioridad en Liga (este año), algo está pasando. Lo intuimos. No lo sabemos con certeza. Allí no hay Central Lechera. No. Allí cierran filas. ¡Victus! Como la madre que tapa los defectos de sus hijos, los periodistas afines al régimen esconden las carencias del Barça, las disimulan y, sobre todo, las niegan. ¡Todos a una!
En los últimos cuatro años no había dudas. Este año ha sido distinto. Este año han pretendido que pensáramos que podían caer. Por si acaso. Contra el Milán, un equipo joven y mediocre y venido a menos y a la busca del tiempo perdido. No había necesidad de apelar al espíritu Bakero con un rival así. Lo hicieron todos. Desde el presidente Rosell (posando con el lema nacional “podemos” bajo el logotipo de "El Mundo Deportivo") hasta el racial Gerard Piqué Bernabéu. El segundo apellido parece broma. Lo de su rueda de prensa es de estudio. De cómo afecta la paternidad en el sistema hormonal del homo sapiens. Podía haber dado la rueda de prensa desde la Hofbrauhaus de Munich.  No hubiera desentonado. Y todo para ganar al Milán. Y en octavos. No está de más recordar el paso del Barça por Champions. Fue el grupo más asequible de Europa: Celtic, Benfica y Spartac. Con empates y derrotas incluidas se vieron en octavos con un dos a cero en contra. A remar todos. Con el Barcelona todos son todos. Sin fisuras. Religiosamente.  Lo de Copa y Liga contra el Madrid fue excesivo. No podían, los amantes de la terra, dejar caer su símbolo. El escudo del Barcelona, para ellos, significa más que un club de fútbol. La Creu de Sant Jordi y las cuatro barras así se lo recuerdan a diario. En cada esquina. Y así lo sienten. Y ejercen a sabiendas de que no volverán a tener un equipo tan glorioso. Son conscientes de que es deber de todos empujar al club para que por la inercia, más que por el juego de los últimos meses, llegue lo más lejos posible. Saben también por lo que están pasando y saben que hay que tapar. Conocedores de que no tienen entrenador. Conocedeores de que el presidente Rosell no actúa porque no sabe qué hacer. Y reconociendo que es el presidente más mediocre del Barcelona teniendo el mejor equipo de su historia. Le dieron  El Dorado y no supo elegir virrey. Y sigue sin hacerlo.
Han quedado fuera de Copa contra el Real Madrid. La verdad es que su paso por Copa también es digno de recordar. Sus víctimas: Alavés, Córdoba y Málaga. Aquí tampoco hubo críticas. ¡Hagamos piña! ¡Victus!

Más allá de todo lo dicho, el Barcelona está tocado. Físicamente está mal porque no hay entrenador. Tácticamente está mal porque no hay entrenador. Xavi está mal porque no hay entrenador que dosifique sus fuerzas. Si Xavi está mal, está mal todo el Barça. Incluida La Masía, sin referencia para el futuro. Parece que Thiago no tiene la confianza del “no entrenador”. O del entrenador.  La sensación, desde fuera, es que el velo que nos quieren poner delante de los ojos no es lo suficientemente tupido. Hay jugadores de la primera plantilla del Barcelona que piensan más en el proyecto de Guardiola con el Bayern que en el de su actual club. Quizás uno de ellos sea Valdés. Viendo su experiencia es difícil entender su desconcierto. Incapaz de contener su ira en el Bernabéu y dejando que sea Pinto (otro bulto sospechoso no reconocido ¿o sí?) el que defienda los próximos nueve puntos en Liga. Veremos. Por otro lado, está Messi. Las pocas veces que el jugador no da lo que suele dar (es humano), el Barcelona zozobra. Sin embargo  Messidependenca es palabra tabú. Imagino que la última vez que salió Messi en camilla del Nou Camp, La Moreneta tuvo trabajo extra. Pude oír cómo el estadio entero dejaba de respirar. Lo vimos todos el día del Benfica.

Otro problema, grave, que empieza a ser cada vez más patente es la defensa. Puyol está en la recta final de su gran carrera. Dani Alves tarda media temporada en ponerse a tono más preocupado por temas ajenos a su profesión. Piqué es un jugador que necesita tutor. Es poco responsable y necesita un intendente de garantías. Ni Mascherano ni Song son suficientemente buenos para hacerle mejor a él. Por otra parte, darle el mando de la defensa del Barcelona a un niño no es conveniente. La ley natural del fútbol tendría que haberle dado ya la dirección de la defensa y no lo ha hecho. Ni el gesto que dio la vuelta al mundo  con la palma de la mano extendida tras el cinco a cero contra el Madrid le valió para hacerse con el poder. ¡Con lo que eso viste! No lo será nunca.

En esta entrada no hablaré de los cambios de estrategia en cuanto a declaraciones, que también. Todo juega cuando te sientes débil.

No nos lo dicen pero algo está pasando. Lo presentimos. Lo veremos. Porque es fútbol.


No hay comentarios:

Publicar un comentario