miércoles, 25 de septiembre de 2013

Benzema es mucho más



Esta noche tuve una pesadilla de las de caída final a tumba abierta. El Bernabéu se había convertido en el Coliseo romano. El enardecido público, rayando el histerismo, se precipitaba hacia el terreno de juego como enormes zancudos en aquelarre vespertino. Como gigantes juncos verdes agitados por un tsunami de ira los espectadores señalaban hacia el centro del área del ataque madridista. Con el pulgar hacia abajo. Sin compasión. Con estruendo. Con corazón y sin cabeza. El “Gato” era el señalado. Benzema mortuis.

A lo lejos, por un vomitorio oscuro veía alejarse la silueta de un 10 triste. Genial futbolista, peor trabajador. Rara vez de pitbull y presa canario nace un caniche. Ozil obierit.
Por un lado, el inmisericorde público lloraba al genio perdido. Por el otro, querían perder al genio que les quedaba.

Después, el salto al vacío…

Vas tranquilo al Bernabéu y, aunque no lo sabes, acudes a un juicio en el que los espectadores silban a un delantero centro que no lo es. ¿Silbaríamos a CR7 si jugase de medio centro?¿Silbaríamos a Alonso si no parara un penalti? Es fácil, no criticaríamos al que acepta órdenes sino al que las da. Ni perro ni gato. Benzema es mucho más que un delantero centro. Benzema es la genialidad de Ozil con ganas de triunfar en el Madrid. Benzema es magia, es disparo, es visión, es desmarque. Es un jugador único como única es la posición que debe de tener en el campo. De tres cuartos hacia arriba es su posición. A lo que se le ocurra y por donde le lleve su trote. O su galope, que también lo tiene. En cualquier lado a lo largo y ancho de esa franja imaginaria, excepto de delantero centro. Benzema no es un rematador experto sino creador natural. Benzema no utiliza la cabeza para marcar gol sino para pensar. Benzema no se pega con los centrales como delantero centro sino como geisha. Con dulzura. Benzema es un amigo o te lo parece ya. Añoro jugadores con carácter que se crean que son tan buenos como el mejor e impongan su ley del fútbol a entrenadores perdidos entre tanto talento. En este aspecto hay grandes maestros que supieron camuflarse tras sus estrellas y darles a ellos la llave del vestuario.

El joyero de palacio no puede herrar a los caballos. Con todos mis respetos para los delanteros centros. Ni perro ni gato. Benzema es mucho más.