Jamás
pensé que el comienzo de una Liga de fútbol llenara de dudas mi existencia futbolera. Dudas de un nuevo modelo de
espectáculo que destierra a sus reyes del gol a otras áreas donde aprecian más su
trabajo. ¡Qué estupidez, goles en el fútbol!
Dudas
de una Liga, que nos quieren vender como la mejor del mundo, cada año más mediocre.
El sueño español para entrenadores y jugadores que aman este deporte se ha convertido en pesadilla ibérica por todo
lo que envuelve. Dudo cuando quieren cambiarme el cromo de Tata Martino
por el de Guardiola. Dudo cuando me ofrecen la estampa de Ancelotti a cambio
de mi cromo de Mou. Y dudas, muchas
dudas, cuando Manolito, 8 años, me
propone el trueque de Neymar y Bale por: Thiago Alcántara, Soldado, Joaquín,
Navas, Palop, Luna, Luis Alberto, Llorente, Cañas, Iago Aspas, Negredo, Callejón, Albiol, Joel.
Sin contar con los foráneos, que estuvieron
aquí y vieron que para alcanzar El Dorado en esta parte del mundo solo había
dos paradas. Madrid y Barcelona. Jorgito,
10 años, me propone el trueque de Manolito y añade: Abidal, Higuaín, Falcao,
Tino Costa, Toulalan, Chori Domínguez, Iriney,…
No
hablo de mi equipo. Ni del eterno. No hay ningún otro. No les dejan. Hablo de todos
los que están. Dudo de los presidentes
de clubes. Del presidente de mi equipo que me regaló las dos peores entradas que había en el Palacio de los Deportes a
cambio de no haber podido sentarme en mi abono el día de la invasión de aficionados
del Borussia. Sin mencionar insultos, algún golpe, etc… ¡Gran detalle
presidente! Dudo del presidente del eterno. Por presunto. Dudo que haya un solo
presidente de fútbol, y de todo lo demás, que piense en la afición antes que en su beneficio. Dudo del presidente de la RFEF, de la UEFA, la
FIFA, la AFE. Dudo del presidente de mi comunidad que trae al Messi de los
limpiacristales y prescinde del conserje, del socorrista, del limpiacristales de
Almendralejo que, al tran tran, limpiaba, secaba y abrillantaba 10 cristales a
la hora. Y, además, adoraba a los niños que constantemente le incordiaban.
Dudo
de la Liga y dudo aún más cuando leo su apellido: BBVA. Dudo de la igualdad,
del juego limpio en este deporte. Dudo que esto siga siendo deporte. Dudo de
los periodistas deportivos que no cuentan la verdad por no perder el trato con
el ídolo (estrella incapaz de gestionar una comunidad de propietarios de diez
vecinos pero con decenas de millones de euros en sus carteras (sic)).
Dudo
de la calidad humana de Casillas. Dudo de Del Bosque (siempre lo hice). Dudo que no
recuerde que el primer entrenador que sentó a Casillas fue él. Y en final de
Champions. Dudo que Tata Martino se coma el turrón en Barcelona. Dudo poner a la
venta en Comunio a Feghouli. Dudo que mi equipo gane la Décima. Dudo que el
Barcelona gane la ¿cuarta?
Dudo
que no cuiden el opio del pueblo. Craso error. Dudo que los presidentes no
tengan drogas más duras. Craso error también, en caso de no tenerlas…
Dudo
que si no se pone rápida solución a esto, el fútbol tal y como lo hemos
conocido hasta ahora, no será lo mismo. Dudo
que si no hacemos algo entre todos, esto se pondrá muy feo. Y tenemos que ser
los aficionados los que lo hagamos. Dudo que alguien lo haga por nosotros. Desde los equipos más pequeños (que
desaparecerán seguro), hasta los más grandes que, como siempre, seguirán
arriba. Dudo que esta Liga dure mucho sin rivalidad. Sin competencia. Crearán ligas europeas jugadas en campos
europeos a los que solo podrán acceder ciudadanos europeos con sueldos europeos.
Es decir, poco español. Y poco catalán, para que nadie se ofenda. Dudo que no
seamos capaces de ver la evidencia del futuro tal y como lo quieren los
dirigentes. La masa social que se unirá a cada equipo grande se triplicará, por lo bajo, en forma de beneficios económicos para presidentes, consejos directivos,
consejeros delegados, políticos, y tal y tal... Masa social con recursos. Más camisetas. Más contratos publicitarios. Más
contratos sin publicidad, por favor. Más demanda para pertenecer como socio,
simpatizante o similar a esos clubes. Más DINERO y menos fútbol. Más pato
lacado y menos tortilla de patata. O pan tumaca, para que nadie se ofenda. Más
popcorn y menos pipas. Más kosher y menos C27H46O. Ni mejor, ni peor. Distinto a lo que hemos conocido
hasta hoy. Ahora, nos toca elegir o seguir dudando.